jueves, 7 de junio de 2012

La fragua de Vulcano.


 Es una obra de Diego Velázquez pintada en Roma en 1630. Se encuentra en el Museo del Prado donde ingresó el 5 de agosto de 1819. La fábula de Vulcano, cuando Apolo le notició su desgracia en el adulterio de Venus con Marte; donde está Vulcano tan descolorido, y turbado, que parece que no respir.El motivo está tomado de Las metamorfosis de Ovidio, y refleja el momento en que Apolo,el dios Sol que todo lo ve, revela a Vulcano el adulterio de Venus con Marte, del que él ha sido el primero en tener noticia. El herrero Vulcano, esposo ofendido, al recibir la noticia.
En la penumbra del taller, iluminado por la chimenea y con predominio de los colores terrosos, irrumpe el dios solar irradiando luz de la cabeza y del manto anaranjado que, con el fragmento de cielo azul, animan la composición. Las sombras modelan los cuerpos, pero con una luz difusa que matiza las zonas no iluminadas, superado el tenebrismo.
 El rubio Apolo, coronado de laurel como dios de la poesía, exhibe un desnudo adolescente, de formas delicadas y carnes blancas, en apariencia frágil pero duro. Ninguna idealización, en cambio, en los cuerpos de Vulcano y los cíclopes, trabajadores curtidos por el esfuerzo lo que se refleja en las carnes apretadas y los músculos tensos, aunque detenidos, observando al dios solar. Aun tratándose de desnudos académicos, han sido reinterpretados por el estudio del natural, con modelos vivos, que han puesto también los rostros de seres corrientes.
Velázquez manchaba desigualmente en zonas con los mismos pigmentos muy diluidos, como ensuciando la superficie. Conseguía así crear el efecto de volumen y morbidez de la carne por el juego de luces y sombras.

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